Desde siempre nuestros mayores nos han facilitado reglas de conducta de carácter general y de entre todas ellas hoy me gustaría centrarme en la siguiente:

“No hables con extraños”

 

Sin lugar a dudas es una regla difícil de cumplir ya que podemos afirmar que somos seres sociales por naturaleza y de esto se deriva la existencia de los denominados “grupos sociales”. En palabras de Sánchez Agesta, un grupo social es:

“Designación que aplicamos a dos o más personas entre las cuales se descubren relaciones que debemos considerar conjuntamente”

 

Todos nosotros formamos parte de diferentes “grupos”: familia, amigos, etc. pero, hasta hace relativamente poco tiempo, éramos capaces de graduar nuestro nivel de compromiso en cada uno de ellos. Es decir, no compartíamos la misma información con todos los grupos con los que nos relacionábamos (somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras!).

 

Hoy en día las tecnologías de la información nos dan una falsa sensación de familiaridad y por ello tendemos a confundir nuestro grado de vinculación con el grupo; es decir, no diferenciamos lo que son grupos personales de los impersonales; los institucionales de los contractuales o los orgánicos o naturales de los mecánicos o artificiales.

 

¿Crees que tienes el control de los “grupos” a los que perteneces?; ¿has leído con detenimiento la concesiones que has firmado al adherirte a “ellos”?

 

Te invito a ver el siguiente vídeo:

 

¿Por qué me vigilan, si no soy nadie? | Marta Peirano | TEDxMadrid

• https://youtu.be/NPE7i8wuupk

 

Ya sabes que estás siendo vigilado; ahora es tu decisión, puedes permanecer inmóvil o tomar “cartas en el asunto”.

Quieres saber más, entonces, no te olvides de volver a visitarnos.